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septiembre 27, 2007

Cronicas Torres de los Colmillos - Sorpresas - By Kris Haro

Crónica 2.9


- Sorpresas-


Cruzando rápidamente la penumbra, Dies Irae llego a la habitación de sus amigas, no toco la puerta, tampoco entro como poseída, se detuvo en la puerta y escucho las risas de ellas. Se quedo unos instantes escuchando y, cuando estuvo segura que no corrían peligro, decidió ir a lavarse, estaba echa un desastre y, si entraba en esas condiciones, solo asustaría más a la pequeña Enid. Caminó hacia los depósitos de agua y, cuando confirmo que estaba sola, se desnudo, sentándose en el piso, tomo agua en una cubeta de madera y comenzó a darse un baño; el agua estaba helada. Pero apenas la sentía, su mente vagaba repitiendo su pelea una y otra ves, aun que mas que pelea fue una apabullante humillación, una y otra ves repetía la escena tratando de encontrar un error en su ataque, mas lo único que hallaba eran errores, solo un relampagueante ataque de Tilo. Si el era tan buen peleador, por que se había dedicado a ser Bardo, mas sin embargo nunca había visto a Tilo usar un arco y mucho menos la lira que portaba. Tan distraída estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando una silueta se acerco a sus espaldas.

Lady Death - ¡Dios mío! ¿Que te paso Dies...?

Dies se sorprendió de lo repentino de el visitante, giró para verle y encontró a una Lady Death horrorizada por sus heridas, rápidamente sin que Dies tuviese tiempo de reaccionar, Death ya estaba a su lado revisando sus heridas, tenia el hombro derecho inflamado, unas tres costillas rotas y el labio casi había sido arrancado, Dies trato de explicar todo, mas Death con una cara tranquilizadora y un gesto amable la hizo callar. Con sus manos le acomodo el labio y le lanzó un conjuro restaurador. Y con la paciencia de una madre, fue curando las heridas de la joven Knight. Cuando todo estuvo echo, Death jalo la cubeta vacía la volteó y se sentó en ella, lady no dijo nada, solo le acaricio el rostro a Dies, la miro tiernamente y se incorporo, le dio un besito en la frente y, sin mas, emprendió la marcha de regreso, mas Dies sin voltear le previno

Dies Irae - Death... por favor, tú no lo olvides, por ningún motivo lo veas a los ojos...

Lady Death continuo su andar, ella conocía bien a Dies Irae, era una férrea guerrera, pero también era impulsiva, peleaba con el corazón, no con la cabeza, tal ves por eso se caso con el Wizard, Dark, que aunque atractivo, no era el tipo de hombre que uno se imaginaria para Dies. Ya no había más tiempo para meditaciones, Death estaba en la puerta de Tilo, dio una serie de suaves golpes en la puerta y, después, habló.

Lady Death - Tilo ¿estas allí?, soy Death ¿puedo pasar?

Tilo - … adelante

Death empujo la puerta, sin dificultad alguna, un rechinido profundo enmarco el ambiente, ya de por si tenso, en la habitación. Solo había un camastro algo descuidado, pero la habitación estaba llena de un aroma dulzón proveniente de unos inciensos que el bardo terminaba de encender. La habitación estaba en unas penumbras que, solo se rompían con las brasas de incienso. Tilo permanecía sentado en el piso en posición de flor de loto, Death se acercó un poco y se sentó en el piso frente al ocupante. Colocó sus piernas hacia un lado para apoyar su peso en un brazo, miro las brazas del incienso y comenzó a hablar.

Lady Death - Sabes Tilo, a veces Dies es un poco intolerante, agresiva, pero es una chica maravillosa, no quiero disculparla, solo trato de hacer comprender a ambos que debemos mantenernos unidos si queremos salir bien de este aprieto, además somos una pequeña familia, no creo que nos guste tener rencores entre nosotros ¿verdad?

Death recorrió su mirada para ver las expresiones de Tilo, mas recordó la advertencia de Dies y retrocedió la mirada de inmediato. Aunque el joven bardo, nunca la había echo sentir incomoda, si le comenzaba a hacer sentir cierta sensación de nerviosismo, ella era una devota de la fe, mientras el representaba todo lo contrario, el vicio y el pecado, un mundo que ella nunca había conocido. En sus divagaciones ella decidió levantarse para salir de regreso a su cuarto, sin embargo, al dar el impulso para pararse, sintió que sus ropas eran sujetadas por el bardo, por un momento sintió que su corazón abandonaba su cuerpo, cuando sus ropas se desgarraron y, sin meditarlo, mas lanzo un grito de desesperación, el cual fue escuchado por todo el monasterio. Tratando de ocultar su desnudes, cubre con sus manos lo poco que le es posible y, tratando de aprovechar los rincones oscurecidos, se arrincona rogándole a los dioses que sus compañeras hallan escuchado su lamento...



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