Crónica 2.8
-Dudas Y Aciertos-
La noche estuvo llena de sorpresas y el caluroso clima de Morroc hacia que hasta los Pasana sudaran. Después de darse una refrescante ducha, Lady Death se dispuso a dormir, en el monasterio hacia falta espacio y más habitaciones preparadas para visitantes, así que compartiría habitación con Llau. Entró a la habitación y, en un leve descuido de la mirada de Llau, soltó la toalla y se puso una camisa para dormir enorme que la cubrió asta las rodillas. Llau, al mirar la ropa de noche de su compañera, no pudo contener una suave risilla; Lady Death, al ver a Llau, se topa con una visión algo amedrentadora, Llau estaba recostada en su camastro y llevaba puesta una preciosa bata semitransparente, en un tono tinto, y de interior un juego sensual de lencería con encajes.
Lady Death - ¿Cuando te lanzas a la aventura siempre llevas esa ropa?
Llau - Nos lanzamos a la aventura de improviso… Además, lucir sexy siempre es bien visto. Nunca se sabe cuando puede ofrecerse...
Llau, pícaramente, levantó una de sus piernas y la cruzó por su rodilla, tomando una posición mas relajada, pero en ese momento la puerta se abrió de improviso sacando de balance a Llau, la cual rodó al piso. En el umbral se encontraba la figura de Dies Irae, la cual llevaba puesto un short algo ajustado a sus caderas y una camisa algo grande y desaliñada; detrás de ella, frotándose un ojo, se encontraba Enid que, a diferencia de las demás, vestía un pijama completo de pantalón y camisa larga, adornada con estampado de porings por todos lados.
Dies Irae - Tenemos que hablar... ¿donde esta Llau?
Lady Death - esta ahí, debajo de el camastro...
Dies Irae - … Muy sexy pero, ¿estar desaliñada y debajo de la cama no te parece algo fuera de moda?
Llau – A veces me gustaría darte un escarmiento...
Lady Death - Por favor chicas, tranquilícense. ¿Que es lo que pasa Dies?
Dies Irae entró a la habitación y cerró la puerta después que Enid entrara. Con calma, jala la cobija de la cama de Lady Death y la tiende en el piso, se sienta y atrae a Enid para que se recueste. Esta ultima parece alejada de todo lo que pasaba a su alrededor, aletargada, tal ves semidormida.
Dies Irae - Chicas, ¿soy la única que a notado cosas extrañas en Tilo Wolf?
Llau - La señorita celos ataca de nuevo...
Dies Irae - ¿Que insinúas Llau?
Llau - Tú sabes bien que insinúo, ese bardo casi besa a Enid y tú casi le arrancas la cabeza.
Dies Irae frunce el seño y da una fuerte aspiración, tal como lo harían los toros enfadados, Lady Death se confunde un poco por el comentario, Llau se refería a que Dies Irae se puso celosa ¿de Tilo ó de Enid?, debería ser de Tilo Wolf por supuesto, ¿que tonterías pensaba?, tal ves Llau sabía algo que ella no, tal ves Dies le confeso algo a Llau acerca de Tilo, pero… seria mejor callar y ver que era lo que traía entre manos su agresiva amiga.
Dies Irae - Si vieron bien, cuando le acerté el golpe en el rostro, yo tenía puesta la armadura, incluyendo el guante. Fue uno de mis mejores bash, a corta distancia, con el guante de acero y sin que el se lo esperará, técnicamente, como dice Llau... le debería haber arrancado la cabeza. Más sin embargo, a los pocos minutos se levantó como si solo se hubiera caído de la silla, sin heridas, ni moretones. Además, ¿se dieron cuenta que en la pelea con los ladrones en la taberna, había más heridos de los que causamos nosotras?
Llau - Ahora que lo mencionas… si tú compartes tu información, yo compartiré la mía. Mandé unas solicitudes a Comodo, moví algunas influencias y cobre algunos favores... ¿sabían que en la unión de bardos y dancer’s de Comodo, no hay un Tilo Wolf inscrito?
Mientras las chicas discutían, Enid escondía la cara entre el abdomen y la pierna de Dies Irae, pierna que estaba usando como almohada. No decía nada mas, sin embargo, cada que alguna de ellas mencionaba ese nombre a ella le daba un escalofrió, no sabía ni ella misma por que, pero cada que cerraba los ojos era como si el estuviera ahí, tan cerca que ella juraría que escuchaba su corazón, aspiraba su aliento, sentía su tacto, era extraño, le aterraba, pero a la ves lo deseaba, ¿se sentía atraída por el? Ni ella estaba segura, mas eso no era lo que le asustaba más. Lo que le molestaba era ese horrible sentimiento que nunca había experimentado... bueno, si lo había sentido, pero no hacia ella, no hacia Dies, no hacia su más querida amiga. ¿Acaso, en lo mas profundo de su corazón sentía coraje por que Dies le robo ese precioso momento?, ese momento de sublime pasión, la pequeña knight cerró su manita y se dio un golpecito en la cabeza para alejar tan vagas ideas. Dies Irae había sido desde que lo recuerda como una hermana mayor, ella era el apoyo que no encontró en su propia familia, ella era todo lo que Enid quería llegar a ser, incluso durante un tiempo... no, era ridículo, Enid alzó su mirada, y se encontró con el rostro de Dies, tan hermosa y, a la ves, tan independiente, era perfecta.
Unos pasos se escuchan fuera de la habitación, por instinto la joven Enid hubiese reaccionado como un resorte, mas, sin embargo, no sucedió así, Dies Irae sintió como si una mano invisible se clavara en su estomago y le hiciera un nudo en los intestinos de la desesperación cuando vio a Enid esconder su cara y sollozar aterrorizada y musitando en voz bajita...
Enid - … no lo mires a los ojos, no lo mires a los ojos, no lo mires a los ojos...
Dies abrazo a Enid tiernamente y le dijo al oído...
Dies Irae - … No te preocupes linda, el no te hará nada, yo estoy aquí para cuidarte...
La puerta se abrió poco a poco, con un sonoro rechinar digno de la más tétrica casa de Nifelhein, y, en donde debería estar el monstruo, estaba Tilo Wolf; se quedo parado en ese lugar unos instantes, después habló.
Tilo Wolf - En estos momentos Anama esta en el faro de Comodo, de ahí tomará un barco a tierras cercanas a prontera... ¿que pasa? ¿Hay fiesta?
Ninguna de las chicas hablo, solo se miraron unas a otras, fue cuando Dies Irae trató de incorporarse, mas las manos de Enid se aferraron a su cintura con una fuerza poco común en ella.
Enid - … por favor, no vallas, no te le acerques...
Dies Irae - No te preocupes linda, se cuidarme, no dejare que el se te acerque de nuevo.
Esta última al fin se levanto y deposito, casi en vilo, a Enid en la cama cerca de Llau, con la facilidad con la que se cargaría a una pequeña estatuilla de cristal fino.
Dies Irae - Cuídala, regresare rápido.
Después de eso, camino un par de pasos hasta llegar con el desenfadado bardo y le dirigió una mirada retadora.
Dies Irae - Sígueme, quiero hablar a solas contigo...
Después de eso, camino atravesando el umbral, dándole un empujón con el hombro en el pecho, Dies noto enseguida como el bardo dio un paso hacia atrás, pero sin perder tiempo la siguió de cerca. Dejaron atrás la comodidad de la habitación y caminaron durante unos minutos por los corredores del monasterio. Cuando Dies Irae estuvo segura que nadie los escucharía, se detuvo y comenzó a hablar.
Dies Irae – No quiero que las demás escuchen...
Tilo Wolf – En serio, no necesitas disculparte... considero ese golpe como un accidente sin importancia...
Por unos segundos Dies se confundió… “valla cara dura de este hombre, ¡se estaba asiendo la victima!”
Dies Irae - ¡Eres un maldito canalla!
La knight, furiosa, toma de la camisa a Tilo Wolf y, con su enorme fuerza, lo estrella contra la pared de piedra que estaba a sus espaldas. De la boca del bardo sale un rugido mezcla de dolor y rabia. Dies Irae siente en sus manos algo espeso y calido, se distrae por unos momentos, mira sus manos y ve como la sangre va empapando sus manos. Desconcertada, ve directo a los ojos de Tilo y, entonces, por unas fracciones de segundo recordó las palabras de Enid “no lo mires a los ojos”, mas ya era demasiado tarde. Ella había visto cientos de ojos en la batalla, como firme creyente de que los ojos eran la ventana del alma, ella podía leer los movimientos del enemigo a través de sus ojos. Esta ves no vio nada, solo un inmenso vacío, un vacío que amenazaba en devorarla, sin saber como, Dies sintió una poderosa rodilla haciendo daño en sus costillas, soltó al bardo y dio un paso hacia atrás, con felinos movimientos, apoyó una mano en la pared contraria usándola para impulsar una fuerte patada, tan desconcertante como la primera ves. Termino con la pierna doblada hacía arriba, retenida por el hombro de Tilo, mientas una de sus manos es aprisionada por otra del bardo, haciendo que esta termine doblada hacia sus espaldas y, para rematar, la mano derecha de Tilo la sujetaba férreamente por el cabello haciendo que su cabeza se inclinara hacia atrás, ¿como aquel remedo de bardo había logrado someterla de esa manera? ¿Como era posible que se encontrará en tan humillante posición?, miro con un odio cada ves mayor a su agresor y, de nueva cuenta, se topo con unos ojos negros y sin sentimientos, por unos momentos su odio se convirtió en miedo, tan alejada de sus compañeras, sola y a merced de este hombre. Por primera ves se sintió indefensa, no supo como, pero sus labios comenzaron a temblar, a su nariz llego el aliento del bardo que, cada ves, se acercaba mas a su rostro. Dies Irae estaba completamente fuera de si, incluso el bardo lucia aun mas amenazador, parecía mas grande de lo normal, Dies, por unos segundos, logro recuperar el control de si misma y, decidida a que este maldito no la besara, se dio a si misma una fuerte mordida en los labios. Sin embargo, los labios de Tilo no buscaban los labios de ella. Bajaron aun mas, depositándose en su cuello, Dies temblaba cada ves mas notoriamente y, Tilo Wolf dueño de la situación, aspiro el perfume de la piel de la joven knight y, sin prisas, le dijo casi al oído
Tilo Wolf - ¿En verdad crees que tus golpes son tan fuertes? ¿En verdad crees que puedes andar por el mundo cuidándote a ti y a tu pupila? Hay mas cosas allá fuera de lo que piensas. Mi dulce niña, no te creas toda poderosa, podrías llevarte una desagradable sorpresa. Por otra parte, recuerda, yo tomo lo que deseo, cuando lo deseo...
Al pronunciar esas palabras el rostro de Tilo pasa aun mas cerca de el rostro de Dies, mezclando sus alientos, rozando suavemente los labios y, de improviso, dio una lamida el la barbilla de la knight, saboreando la sangre que emanaba de sus labios.
Tal vez fue la adrenalina, tal vez fue el miedo, tal vez fue que realmente se desvaneció en el aire. Pero Dies Irae nunca noto en que momento Tilo Wolf se había marchado, solo se encontraba sentada en el frío piso, temblando como una chiquilla, manchada de sangre en los labios, sus manos y, peor aun, tenia sangre en su cuello y su blusa. Se cubrió la cara con sus manos y por unos segundo se puso a llorar, mas, sin embargo, llorar era un lujo de el cual no disponía, había echo una promesa y debía cumplirla, debía proteger a Enid y a Lady Death; no podía dejarlas solas a merced de ese canalla, se paro casi de un salto, quiso correr, pero la idea de que se asustarían la detuvo, aun mas si llegaba en esas condiciones... debía cambiarse rápido y pensar en un buen pretexto de como se había lastimado los labios.
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