>

septiembre 27, 2007

Cronicas Torres de los Colmillos - Mi más puro sentimiento hacia ti - By Kris Haro

Crónica 2.3


-Mi más puro sentimiento hacia ti -


Apesadumbrada, Lady Death se sentó en la banca cercana a la fuente de Prontera; Miraba pasar muchísima gente, pero a la vez se sentía sola, con un vacío abismal en su alma.


Bajó su mirada y contemplo la rosa que hacia unos momentos Uriel le había regalado, era extraordinariamente enorme, de vivos colores y una fragancia fresca, parecía recién cortada. Aun confundida, decidió dirigir sus pasos al castillo; aquel al que buscaba se encontraba en el calabozo. Alzó su mirada y se sobresalto, a escasos centímetros de su rostro estaba Anama, su cuñada, la sorpresa hizo perder el equilibrio a Lady Death, que se estremeció hacia atrás, amenazando en caer dentro de la fuente. Anama, con reflejos ágiles, tomo de la mano a Lady Death, pero la fuerza no la ayudo. Ambas cayeron a las aguas, cuando lograron salir ya estaban rodeadas de curiosos que se divertían a carcajada abierta de la desgracia de las jóvenes.


Se escuchan, acercándose, unas botas de acero golpeando las piedras de la calle y se hace el silencio.

Hyral aparece, con una mirada seria “¿les parece gracioso? Que tal si yo les...”


Fue interrumpido de improviso por una joven recluta que, dando pasos seguros, tendió la mano hacia las jóvenes para ayudarlas a salir. “Sí, si es gracioso, tan gracioso como si a cualquier otra persona le pasara, incluso a mí; los accidentes pasan y hay que aprender a aceptarlos, ¿o piensa arrestarlos a todos bajo el cargo de reír?... Señor...”.


Cuadrándose ante un superior, después de haber ayudado a Lady Death y Anama a salir de su penosa situación. Las miradas de ambos militares se cruzaron, el ambiente se puso sumamente tenso, no era un secreto la rivalidad que había entre ambos, los fríos ojos de Hyral parecían brasas, mientras los ojos de Enid daban la impresión de ser de hielo. La tensión de ese momento fue cortada de golpe por Anama, que se metió entre ellos con una sonrisa y cambiando el tema de discusión. “¡Gracias a los dos por su ayuda! Pero si seguimos así nos vamos a resfriar... por favor Enid ¿nos podrías escoltar a una posada?... por fa...”


Enid, conociendo los deberes de un Knigth, se cuadro ante su superior y giro hacia Anama y, con una sonrisa, realizó el saludo militar que corresponde hacia un civil, con paso firme y a la ves elegante marco hacia la posada donde se hospedaba la High Wizard, Llau, en esos momentos; Fue frenada, entonces, por las palabras de Hyral, “No recuerdo haber dado autorización para que se marche recluta.”


Enid dio una respiración fuerte para tranquilizarse, giro y se cuadro, “¡Permiso para escoltar a las civiles!... Señor.”


“Cuando termine con esa encomienda, repórtese en el cuartel, soldado...” Hyral se dio la vuelta y tomó marcha hacia la base militar, con una ligera mueca de ser el que controla la situación y, así seguiría mientras Enid siguiese siendo un soldado sin rango; cosa que a Enid le alteraba en sobremanera. Con certeza, nadie sabe como empezó esta rivalidad, el por que de esta intolerancia entre ambos.

Pocos instantes después, Anama y Lady Death se cambiaban de ropas, las cuales les había facilitado Llau mientras regresaban a sus habitaciones en el castillo de Prontera. Llau miraba, curiosa, la extraña rosa que Lady Death había traído consigo, la coloco en un recipiente con agua y la observo detenidamente. ¿Era esta una variedad de rosa que no había visto? Era enorme. “Death, ¿esta rosa donde la conseguiste? es hermosa...” Inquirió Llau, mientras seguía con su escrutinio.


Lady Death giro un poco sobre si para mirar a Llau, “… me la regalo Uriel, me pidió que se la entregara a alguien.” Llau torno su vista en Lady Death, inquisitiva, “¿Uriel? ¿Es un amigo tuyo?”.


Lady Death la miro con extrañeza y agrego “… en verdad eres despistada. Uriel, el Black Smith del clan, el hombre ese que siempre anda fumando.” Anama se unió entonces a la platica, “La despistada es otra. Que yo recuerde no hay Black Smith en el clan...”.


Estas palabras formaron un desconcierto en Lady Death; tenia cierto tiempo de conocer a Uriel, el había acompañado al clan en varias aventuras. Aunque nunca se dio a notar por ser un gran peleador, siempre estuvo ahí para apoyarla y dar consejos, aunque siempre lo creyó un poco alejado, ya que solo con ella conversaba. Pero, ahora, eso de que no lo recordasen le parecía escalofriante.

Ya casi al caer el sol, las tres chicas se dirigieron al castillo, cambiaron sus vestimentas por atuendos mas adecuados. Lau, aunque tenia buen gusto por las telas finas, sus atuendos siempre eran muy escasos, como lo veía Lady Death que estaba más acostumbrada a los vestidos largos de High Priest. Las tres damas caminaron en búsqueda de Damc, Paladín y esposo de Lady Death, ya que el al formar parte de los guerreros sagrados del reino, podría darles acceso a las mazmorras del castillo.


Cuando por fin lo encontraron, Lady Death le dio un abrazo y un tierno beso. Damc, enamorado como la primera vez, se perdió en la profundidad de esos hermosos ojos negros de su esposa; el tiempo parecía detenerse para ellos cuando estaban juntos, solo una repentina tos los volvió a la realidad. “Coff, coff, Death la rosa... coff”, disimulaba Anama su dialogo.


Lady Death, regresando a la realidad, recordó para que estaban ahí, le pidió a Damc acceso a la prisión. El, algo confundido, las guió por los pasillos del castillo, mientras caminaban Damc pregunto “Amor, y ¿que esperas encontrar en la prisión? ¿Esperas que se arrepientan de sus delitos?”.


Lady Death pensó un momento “Mm. Pues, la verdad, estoy buscando a un hombre...”.


Damc mantenía su paso al lado de su esposa, que caminaba un poco mas lentamente. “Esta es una temporada de paz, no tenemos a casi nadie en la prisión, solo unos pocos mal vivientes.”.


“Es un bardo... de cabello rojo... mediana estatura…” Lady Death, recordaba las descripciones que Uriel le había dado, sin darse cuenta que cada descripción golpeaba el corazón de Damc como puñaladas. Damc tenía un mundo girando en su cabeza, lleno de ideas, ideas que atormentaban su alma, especialmente conociendo la reputación que precedía a ese bardo. ¿Que podría querer Lady Death de ese bardo?, nada bueno podría salir de esa reunión, ¿acaso era que Lady Death era una mas de las victimas de ese truhán?, ¡no, no, no, no, no! se negaba a tener esos pensamientos que el mismo tachaba de enfermizos, el amaba a Death, para bien o para mal, estaban juntos para siempre, ella no podía haber sucumbido ante ese maldito...


Damc no supo ni en que momento, pero, ya habían llegado a las mazmorras, ante el se erguía la enorme puerta reforzada que mantenía aislados a los criminales, coloco la enorme llave de acero en la cerradura y la hizo girar. La primera en entrar fue Anama, y una lluvia de pensamientos, otra ves, abrumo al buen paladín, ¿acaso no era Lady Death sino su preciosa hermana? ¿La doncella Anama era la victima de este Bardo? no podía alegrarse por que no fuera su amada, ya que Anama era su querida hermanita, tan pequeña, tan tierna, tan inocente. La segunda persona en entrar fue Llau, que, aunque era un poco mayor que las otras dos, también era bellísima. Un pensamiento golpeo como un martillo de guerra la cabeza de Damc, por unos segundos le suplico a los Dioses que la victima fuera Llau y no su amada esposa, ni su preciosa hermana, pero ese pensamiento era impuro, indigno de un paladín, ¿como podía estarle pidiendo a los Dioses un mal para una persona que el mismo llamaba amiga?. Fue entonces el turno de Lady Death para entrar a la prisión. Damc dio un paso para entrar detrás de ella, pero lo detuvo.


“… Por favor, amor, esto es algo que debemos resolver nosotras, confía en mi, se cuidarme sola”. Death mantenía una mirada segura. Le dio un beso en la mejilla y desapareció detrás de esa enorme puerta. Damc vio la puerta cerrarse lentamente, y escucho el rechinar como nunca lo había escuchado.


Su cara mostraba un profundo dolor y vació, pero duro poco, fue remplazado por una suave sonrisa y unas palabras salidas desde lo más profundo de su corazón.


“… Te amo. Y se que tu también me amas. No es correcto dudar de una persona como tu, si me pides que confié, lo haré, por que desde lo las profundo de mi corazón, yo... te amo.”



~~~~~~~~~~

0 comentarios: