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septiembre 27, 2007

Cronicas Torres de los Colmillos - Lady Death - By Kris Haro

Crónica 2.1


- Lady Death -


En el lugar se apreciaba una gran penumbra, apenas alcanzaban a mirarse los unos a los otros, Lady Death grita desde atrás.


“¡No se separen demasiado, el podría estar en cualquier parte!”


Dan Ángel se adelanta un poco, solo un poco. Lanza su halcón para que inspeccione metros mas adelante, el resultado es negativo, no hay nada.

Hyral arreaba su peco y El Bardo le seguía a distancia prudente sobre el propio, Anama destensaba su arco dando un suspiro de alivio, sonríe y dirige su mirada hacia Lady Death. Primus apoya en la vigía a Dan, mientras Uriel fuma despreocu

padamente, incluso sin haber desenfundado su hacha.

Lady Death le dirige una mirada “Uriel ¿como puedes estar tan tranquilo?, a sabiendas que el esta en algún lugar de esta caverna...”


Uriel respondió afablemente “Si

desenfundo mi hacha y me pongo en guardia, ¿Habrá alguna diferencia?, donde el me encuentre, me hará pedazos. ¡Ho, ho, ho, ho!”


Lady Death se incomodo por la risa intransigente de Uriel “… ¡esa risa me pone los nervios de punta!, ¿te causa risa saber que podrías morir?”


Uriel dio una bocanada a su cigarro “Me gusta pensar que este es mi ultimo cigarro, por fin dejare de fumar”.


Lady Death busca en la cara de Uriel el más mínimo gesto de miedo. Pero, en su lugar, encontró una amable sonrisa. Por un segundo, Lady Death olvida en que lugar se encuentra y los motivos que la llevaron asta ahí, su mente se remonta a épocas pasadas, cuando ya antes había pisado este lugar, otra fecha, otras compañías, otras circunstancias…


Mira al frente, su mirada se nubla, y comienza a ver a cada uno de sus compañeros. Como veía a sus viejos camaradas, camaradas que en otras fechas no pudieron escapar de este mismo lugar.


Primus lanza de nueva cuen

ta su halcón para detectar enemigos, pero esta vez el resultado es diferente. El halcón no regreso. La sonrisa de Primus se desvaneció poco a poco, mientras lo embarga la desesperación. Su halcón, su amado halcón, ni siquiera se escucha un ligero murmullo, grita un profundo “No”, salido desde lo mas hondo de su alma y corre hacia las sombras, Dan lo reprende sin resultados, Hyral acelera el paso para no dejar a su compañero solo.


Lady Death se torna desesperada y grtia “¡Bunny, George, no vayan ahí esta Hellion! ¡¡¡no vayan!!!”.

Confundido por ese grito, Hyral gira su cabeza hacia atrás, buscando los ojos de Lady Death, mientras ella observa como Hyral torna su cabeza hacia donde ellos están, esta sale volando y rodando hacia sus pies.


Damc se apresura a cubrir a Lady Death con su propio cuerpo, evitando que la hoja de una espada la atraviese, pero pagando este acto de valor con su vida; Damc cae de espaldas, pesadamente sobre Lady Death.


Mientras, Alric da un poderoso golpe al atacante que a salido de las sombras; las espadas chocan lanzando destellos y chispas.


Anama dispara su arco contra el enemigo, apenas logra distinguir su silueta, una silueta semitransparente, las flechas lo atraviesan como un fantasma, y van a dar en el estomago de Alric; este, incrédulo, da un par de pasos hacia atrás; Anama, sabiendo que no tiene tiempo para dudar y con la experiencia ganada en pasadas

batallas, cambia sus flechas por unas con cabeza de plata.


Lanza un par de flechas mas, estas si impactan al atacante, Anama sonríe y murmura. “Te tengo, maldito”.


Esta vez apunta directo a la cabeza del enemigo, pero al ver el rostro del atacante el desconcierto la embarga, ve el rostro de Hyral, pero con una sonrisa extraña, una sonrisa demente, una sonrisa que aterra hasta el más valiente. Ese no es Hyral, ese no puede serlo, pensaba Anama, “Maldito, no te burlarás de mí, no te burlaras de Hyral”


Fueron sus últimas palabras antes de que ese engendro la cortara en dos de un solo tajo, cortando incluso su arco.


En el piso, Lady Death, aun sin poder moverse parte por el enorme peso de Damc y su armadura, y parte por ser presa de el miedo y los recuerdos; impotente murmura entre llantos “… no, no, no...” viendo como cada uno de sus compañeros va cayendo presa de el Dopelganger.


Unas manos duras toman a Damc por la armadura y lo levantan casi en vilo “¿Que diablos esperas? ¡Huye!... solo tu puedes hacer algo por ellos, pero no aquí, no ahora, huye”.


Lady Death lo miro asustada, aun conmocionada “¿que haras tú?”.


Uriel se sonrió maliciosamente “cumpliré mi promesa... dejare de fumar”.


Lady Death mira desconcertada

a Uriel, que incluso en estas circunstancias, no denota miedo ni amargura. “No puedo irme. No puedo abandonarlos, no puedo...”


Uriel reafirmo su voz ante ella “Este no es momento para actos heroicos, solo vete, te daré tiempo, todo el tiempo que pueda”.


Mientras decía esas palabras, Uriel corría hacia las tinieblas con el propósito que el Dopelganger lo siguiera. Cosa que resulto. Mientras Lady Death retrocedía, entre llantos murmuraba, “… no otra vez, no otra vez, esto no puede ser…”


Y, desde las tinieblas, casi perdido, se escucha el característico corte de una hoja y el salpicar de sangre...


Un fuerte toque en la puerta de madera despierta a una joven de sueños intranquilos, que grita presa del pánico, un par de segundos después, el Paladín Damc esta a su lado tratando de tranquilizarla, “Calma amor, solo fue un mal sueño”.


Lady Death, sin decir palabras suelta el llanto, un llanto presa del pánico, mezcla de miedo y alegría, alegrías de que solo haya sido un mal sueño.


¿Un sueño premonitorio?, tal vez, pero era un sueño que no estaba dispuesta a permitir que se cumpliera, pero para ello debería de prepararse, ya que pronto visitarían la ciudad de Geffen.


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